Según los datos del último Indicador sobre la Situación de la Pyme, elaborado por Cepyme, para el conjunto de las pymes los costes totales subieron un 23% en el primer trimestre de 2022 mientras que las ventas crecieron un 19,8%. Esto reduce los márgenes empresariales y deriva en un empeoramiento de la liquidez y de la competitividad de la empresa.
Ante esta situación, el objetivo es amortiguar los efectos negativos de la inflación, dar solidez al negocio y aprovechar las oportunidades que puedan surgir. Para ello, tienes en tus manos diversas acciones y orientaciones, según Sage.
Vigila los grandes contratos a largo plazo
Hay contratos en los que puede pasar un tiempo significativo desde que se acuerdan las condiciones hasta que se ejecutan. Un ejemplo típico son las obras. Se concierta un proyecto, un presupuesto y, después, se van desarrollando las operaciones y cobrando las certificaciones de obra.
Algunos contratos a largo plazo pueden volverse inviables a consecuencia de la inflación si no sabemos tomar medidas de adaptación.
Tanto si eres proveedor como si eres cliente, debes buscar el equilibrio. De poco te servirá tener un precio asegurado que la inflación merma en términos reales, si el contratista no puede hacer frente a los nuevos costes. Puedes acabar siendo un acreedor más en un complejo concurso de acreedores.
Por eso, te interesará ser flexible y buscar contrapartes que también lo sean. Renegociar un contrato a tiempo puede salvar una relación. Además, hay que buscar un marco que incentive la colaboración de ambas partes desde el principio.
Explora las cadenas de suministro
La inflación es un fenómeno de aumento generalizado de los precios, pero no afecta a todos por igual. Los problemas en las cadenas de suministro pueden paralizar proyectos, minorar la demanda o dificultar la reposición de inventarios.
A la vez, los efectos de la inflación hacen que la anticipación sea cada vez más valiosa. Un cuello de botella puede hacer que los cobros lleguen más tarde de lo esperado y devalúen el valor actual de los proyectos. Ten en cuenta, además, que el dinero del futuro se deprecia en términos de hoy.
Por eso es crítico buscar información sobre qué puede pasar con las cadenas de suministro de los proveedores, clientes, competidores, productores de bienes y servicios sustitutivos o complementarios del tuyo… Tienes que analizar cuáles son los que mejor resistirán y tomarlo en cuenta al replantear escenarios, acciones alternativas y tomar decisiones.
Cuida a tu personal
Por un lado, la inflación representa un desafío retributivo. Si tus costes salariales suben por debajo de lo que lo hacen los precios al consumo, tus trabajadores verán mermada su capacidad adquisitiva. Eso puede incentivar su marcha a otras empresas, en especial la de los empleados más valiosos.
Deberás plantear medidas para la retención del saber hacer de la empresa. Hay que procurar que no se vayan los trabajadores críticos y planificar alternativas para el caso en el que lo hagan. La inflación requerirá un liderazgo flexible e inteligente que ayude en las transiciones que deberán afrontar los equipos.
Además, la inflación va a reclamar cambios en las decisiones que, de una manera u otra, repercutirán en el día a día de tus empleados. Tendrás que vencer resistencias, cuidar a tu personal e incentivar que cada miembro de la plantilla entienda que su mejor respuesta es colaborar en las transformaciones propuestas.
Equilibra las deudas de tu pyme
A primera vista, endeudarse es muy ventajoso en tiempos de inflación. Como, en general, los pagos no están indexados, su valor se va depreciando a medida que se produce una escalada de precios.
Sin embargo, ten en cuenta que un apalancamiento excesivo puede dificultar mucho tu refinanciación. En tiempos de inflación, los ahorradores y los intermediarios financieros miran con especial cuidado dónde ponen su dinero.
Además, es posible que una de las consecuencias de la inflación sea un aumento de los tipos de interés. Puede llegar por una política monetaria para frenar la demanda agregada o fruto de una mayor percepción del riesgo. Es importante monitorizar el calendario de tus pagos y refinanciaciones.
Analiza el efecto de la inflación en tu tesorería
La inflación puede hacer que los pagos y los cobros alcancen cifras superiores a las esperadas. Los incrementos no siempre tienen que ser simétricos. De hecho, puede haber momentos en los que pese más una partida u otra.
Por tanto, si no tomas medidas, es posible que acumules momentos de exceso de tesorería sucedidos con crisis de liquidez. Deberás, por tanto, acomodar los posibles desfases para no mermar ni tu credibilidad y capacidad de pago ni la rentabilidad del negocio.
Te resultará clave contar con datos y herramientas para una gestión ágil de la tesorería. Además de la anticipación, también deberás analizar los instrumentos financieros que tienes a tu disposición para evitar o acomodar posibles desfases.
Replantea tus proyectos de inversión
Los efectos de la inflación pueden hacer que algunas inversiones pierdan su sentido. Puede mermar la demanda, aumentar los costes, cambiar los tiempos de las decisiones… Quizá llegue la hora de liquidarlas de la forma más ordenada posible.
Sin embargo, otras inversiones estarán necesitadas de algún cambio. Es posible que un aumento asimétrico de precios o costes motive que sea mejor combinar los recursos de otra manera. Tampoco es raro que te convenga variar tus productos para adaptarlos a las nuevas circunstancias.
En cualquiera de los casos, la inflación te obligará a lidiar con incertidumbres. El replanteo de inversiones y las posibles desinversiones necesitan información. Sin embargo, las previsiones son volátiles. Nadie sabe con certeza ni cuánto durará el episodio inflacionista, ni hasta dónde llegarán los precios en cada sector. Por eso, deberás trabajar con escenarios alternativos y acomodar tus decisiones a la llegada de nueva información.
Los efectos de la inflación ponen a prueba la resiliencia de las pymes. Si sabes tomar las medidas adecuadas, la posición de tu negocio puede salir reforzada.