Así se desprende del Informe de Crecimiento Empresarial de CEPYME, en el que también se indica que en este mismo periodo el número de grandes empresas ha crecido un 5% en términos relativos(hay 221 grandes empresas más, en términos absolutos), lo que demuestra que la recuperación está llegando antes a las compañías de más de 250 trabajadores que a las que tienen un tamaño más reducido. Lo que pone en evidencia las mayores dificultades que ha tenido la empresa de menor tamaño para sobrellevar la tensión de los últimos dos ejercicios.
CEPYME recuerda que el principal problema para el tejido empresarial español no es la creación de empresas. De hecho, España está a la cabeza de la Unión Europea en empresas creadas en los últimos años. En general, se constituyen más empresas que en Alemania, Francia o Italia, según datos del Informe de Crecimiento Empresarial de CEPYME, situándose su tasa de natalidad en el 10,6%, relación del número de empresas que nacen sobre las activas.
Sin embargo, el verdadero problema es la mayor mortalidad empresarial, más elevada que en otras economías europeas, y con una menor esperanza de vida cercana, de media, a los 11 años. La falta de productividad y las mayores vulnerabilidades de la empresa española hace que tres años después de su creación tan sólo sobreviva la mitad de las empresas.
Durante el primer trimestre del año se constituyeron en España 28.860 sociedades, un incremento del 3,6% respecto al mismo trimestre del año anterior, y en los últimos doce meses, de abril de 2021 a marzo de 2022, se crearon 103.140 sociedades, un 22,9% más que en el mismo período acumulado del año anterior.
Si se analiza el empleo según el tamaño de empresa también se puede observar que la creación de puestos de trabajo está siendo mucho más lenta en las pymes que en la gran empresa. En el caso de las pymes el empleo es un 3% superior al que había en febrero de 2020, hasta alcanzar los 8,8 millones de trabajadores. Sin embargo, en las grandes empresas hay un 7,5% más de empleados que antes de la pandemia, prácticamente el doble.
En este escenario, CEPYME pide prudencia por el complejo entorno macroeconómico que afrontan las empresas y por la pérdida de productividad. Aparte de las secuelas financieras que arrastran todavía algunas compañías, el encarecimiento de los costes registrados en los últimos seis meses, que se han intensificado en 2022, suponen un descenso de los márgenes empresariales para el 56% de las compañías, especialmente de las pymes.
La economía española se ha desacelerado sensiblemente en el primer trimestre (creció apenas un 0,3% trimestral), a lo que hay que sumar que la inflación (el IPC se sitúa en el 8,4% y la inflación subyacente en el 4,4%) está generando en las compañías fuertes aumentos de costes, tanto energéticos como de suministros. Esto ha provocado que la productividad cayera un 2,8% entre enero y marzo, abriendo una brecha entre las horas trabajadas y el PIB: mientras que el empleo en horas trabajadas se encuentra en niveles previos a la pandemia, el PIB aún está un 3,4% por debajo.